Como analista de conducta y terapeuta contextual me fascina observar ejemplos de comportamiento y analizar las condiciones antecedentes y consecuentes que lo hacen posible. Me gusta hacer hipótesis sobre la historia de aprendizaje previo, imaginar la cantidad de sucesos ocurridos que permiten que esa conducta este ocurriendo en este momento; e indagar, y pedir ejemplos de situaciones pasadas y experiencias que permitan comprobar si la hipótesis que he elaborado se confirma o descarta…Cuando las piezas encajan, cuando el análisis aporta algo de luz sobre el comportamiento, siempre vuelvo a la idea de la perfección. A la idea de ajuste, de encaje perfecto de las piezas… A una semana de haber concluido la edición 11 del máster, toca valorar: el trabajo del equipo, valorar el trabajo de los alumnos y desde luego valorar mi propio trabajo de dirección. Ver cómo se ha producido ese encaje de piezas…. Y la idea que me ronda en estos momentos es a circunstancias excepcionales respuestas excepcionales… Y es que valorando el curso no puedo más que señalar la excepcionalidad del grupo que acaba de terminar y la respuesta excepcional del equipo de trabajo que este año me ha acompañado
Estamos todos conmovidos por el curso que termina, porque el encaje de condiciones ha funcionado y ha resultado en un año excepcional: excepcionalmente productivo, novedoso, rico, colaborativo, compasivo y profundamente humano: hemos tenido a niños asomados a las pantallas, a gatos celosos buscando protagonismo, a compañeros positivos, tablas de planchar de atrezzo, personas en línea a las dos de la mañana, hemos tenido pantallazos de mar a mitad del encierro, hemos meditado en línea, se nos ha cortado alguna vez el sonido… Y esa cotidianidad en lugar de descentrarnos de la tarea nos ha acercado a lo esencial, al corazón y al por qué estábamos allí, a lo común que nos mueve…. Estas condiciones nos han hecho contactar con el esfuerzo personal de los que allí estábamos. Cada encuentro nos ha recordado que la vida es cambio, es pérdida, es incertidumbre y que sólo unos propósitos claros pueden sostenernos y darnos estabilidad ante el caos. El grupo ha mostrado contar con un repertorio que ha posibilitado el despliegue de comportamientos flexibles ante las condiciones planteadas por el equipo, y todos hemos funcionado con foco ante el vértigo de la novedad, el temor, el estrés, el cansancio y el dolor que muchos de nosotros hemos vivido en este tiempo.