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Publicaciones Unidad Clínica

¿Es normal sentirse mal a la vuelta tras las vacaciones? ¿Existe realmente el “síndrome post-vacacional”?

Por 5 septiembre, 2013octubre 5th, 2016Sin comentarios

La vuelta al trabajo y a la actividad cotidiana tras el descanso vacacional implican cambios emocionales que repercuten en el estado de ánimo y la motivación. Si para la mayoría de las personas cualquier cambio en nuestros hábitos y rutinas afecta a nuestro organismo y a nuestro estado emocional, cuando dichos cambios implican una reducción significativa de nuestro tiempo de ocio y un aumento del tiempo dedicado a obligaciones laborales, es más probable que nos sintamos tristes, desanimados o con escaso interés. Estas reacciones son normales y esperables y no debemos verlas como algo patológico. A veces las emociones negativas aparecen incluso antes de reincorporarnos al trabajo, cuando empezamos a ser conscientes a través del pensamiento del fin de nuestros días de descanso.

Volver al trabajo implica pérdidas, ya que no podremos seguir realizando las mismas actividades gratificantes (viajes, deporte, salidas, descanso…) ni podremos permanecer el mismo tiempo en compañía de amigos y seres queridos. Además la vuelta a la rutina puede suponer nuevas incertidumbres y desafíos que movilizan todo tipo de emociones. Por todo ello, es normal que la vuelta acarree una cierta dosis de angustia, ansiedad o miedos, y que una parte de nosotros se resista a volver. La tarea de este momento es aceptar y hacer hueco a nuestra pereza, a nuestra ansiedad, a nuestras preocupaciones y temores, a la tristeza o a cualquier otra emoción que aparezca, aceptar los recuerdos de los días pasados y quizás un cierto sentimiento de nostalgia, junto a la ilusión que acompaña los inicios, la alegría del reencuentro con personas que apreciamos o la posibilidad de seguir disfrutando de los pequeños o grandes alicientes que comporta nuestro trabajo. Cierto es que la perspectiva de tener todo un curso por delante lleno de metas que al principio parecen lejanas y casi inalcanzables puede asustar, por ello puede resultar de utilidad que nos centremos cada día en los pasos que podemos dar, y en la medida de lo posible, hacer una vuelta gradual para facilitar la adaptación. Recuerda que un pequeño paso puede ser el inicio de un gran viaje.